Todos los artículos de nuestras colecciones están diseñados para perdurar en el tiempo. Aquí te damos algunos consejos para hacer que tus prendas duren tanto como fueron diseñadas para hacerlo.
GUÍA DE CUIDADO DE LA LANA
La lana no necesita lavarse cada vez que la usas. Sus fibras tienen una capa protectora natural, lo que la hace resistente a la suciedad y al polvo. En su lugar, cuelga tus prendas de lana
para que se ventilen. Para lavar la lana, utiliza un detergente especializado, agua fría (máximo 30°C) y un centrifugado corto. Si es necesario, escurre el exceso de agua de las prendas, sin retorcerlas.
Seca las prendas de lana colocándolas estiradas en posición horizontal en el tendedero, poniendo una toalla debajo para absorber las gotas.
Colgar la lana en forma vertical estirará las piezas y las deformará. Dobla las prendas de punto y guárdalas en cajones con bolas de naftalina. El peso de la propia lana deformará la prenda si se cuelga en el armario. La
formación de bolitas se produce de manera natural con la fricción y se puede eliminar fácilmente con un peine para jerséis o una máquina quitapelusas.